14 de agosto de 2010

Seamos padres positivos

Cuántos de nosotros nos hemos sentado en el sillón de nuestra casa teniendo pensamientos de frustración hacia alguna actitud de nuestros hijos porque él o ella no ha hecho algo de la manera en que uno lo haría o como nos gustaría que lo hiciera. Este pensamiento no solo queda en un estado de frustración por causa de nuestras falsas expectativas, sino que llega a convertirse en un gran sentimiento de crítica, que hasta podemos llegar a expresar. Crítica que nos lleva a sentenciar cualquier actitud de ellos, de manera que desalentamos y desgastamos la relación de confianza y amor que pueda haber en el vínculo.

Cuando la crítica se vuelve continua debido a nuestra obstinación de dominar las acciones de los hijos, impedimos que su capacidad de confiar en sus propios criterios y decisiones se desarrolle y fomentamos en sus vidas el pensamiento de que no hay nada que puedan hacer que alcance nuestras expectativas. Siendo esto último lo más grave porque su percepción de Dios se afecta al verlo como un Dios de castigo y no de gracia. ¿Cómo seré lo suficientemente bueno para Dios? Este será el pensamiento de ellos ante cualquier cosa que realicen.

Proverbios 16:23-25 nos habla sobre el valor que tienen nuestras palabras y como éstas deben ser de bienestar y edificación para los que están a nuestro alrededor, no solo nuestros hijos, sino también nuestros esposos. Propongámonos como padres y/o esposos a ser modelos de gracia, perdón, paciencia y apertura. Seamos como Jesús, quien desarrolló una corrección de enseñanza, instrucción y sabiduría cuya base es el AMOR. Utilicemos palabras correctas y exactas que animen a las personas a nuestro alrededor a crecer, a desarrollarse y a lograr lo que Dios quiere que alcancen, resaltando sus propios toques de personalidad y capacidad única que les ha dado Dios.

Por: Sheila López

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