9 de junio de 2010

Trastornos y conductas en los niños

Si alguna vez te sientas a observar los diversos comportamientos de los chicos, te sorprenderás de la variedad de actitudes, reacciones y formas que podemos encontrar. Es frecuente que nos llame la atención ciertos niños, ya sea por que tienden a ser más extrovertidos o porque por el contrario, desarrollan un comportamiento más tranquilo. Pero, ¡como nos divertimos con aquellos que espontáneamente muestran sus emociones y reacciones!

Existen hoy en día ciencias que se dedican a estudiar el comportamiento humano y buscan respuestas a ciertas conductas que no únicamente afecten al niño en su desarrollo físico o emocional, sino también en la ejecución y desarrollo del aprendizaje. Tanto la psicología como la pedagogía, entre otras, son ciencias que estudian el comportamiento, procesos de pensamiento y conducta infantil y cómo éstos pueden afectar el desarrollo del individuo.

Como parte de estos estudios, se descubrió un trastorno neuro conductual en el cual el niño presenta ciertas características que si no son superadas, pueden ocasionarles problemas en el hogar, la escuela, el aprendizaje y las relaciones. Este trastorno es conocido como el TDAH (Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad), antiguamente ADD por sus siglas en inglés.

El TDAH es un trastorno conductual que se diagnostica desde la infancia y puede perdurar hasta la adultez. Los niños que tienen TDAH pueden ser impulsivos, hiperactivos y tener dificultad para prestar atención. Un niño con esta conducta no necesariamente tiene que tener estas tres características principales para que el trastorno esté presente, puede presentar solo una de ellas. Generalmente, a los niños con este trastorno les cuesta concentrarse, por esta razón, puede afectar el aprendizaje.

Otras características para diagnosticar el TDAH son: dificultad para prestar atención, soñar despierto frecuentemente, aparentar no escuchar a los demás, distraerse fácilmente en la realización de tareas, ser olvidadizo, incapacidad de quedarse quieto, hablar demasiado, impulsividad, dificultad para esperar su turno e interrumpir a otros.

Existen tres tipos de TDAH:

Predominantemente Inatento- Cuando al niño se le dificulta terminar una tarea, estar atento a los detalles, seguir instrucciones o conversaciones; se distrae fácilmente o se olvida de los detalles de las actividades cotidianas.

Predominantemente Hiperactivo e Impulsivo- Cuando el niño no puede estar quieto y habla mucho. En los más pequeños, vemos la tendencia a correr, saltar o trepar constantemente. El niño se siente intranquilo y tiene problemas de impulsividad. Una persona impulsiva puede que interrumpa mucho a los demás, les arrebate cosas o hable cuando no debe. Se le dificulta esperar su turno o escuchar instrucciones. Una persona impulsiva puede tener más accidentes y lesiones que otras.

Combinado- Cuando las características de los tipos anteriores se ven combinadas.

Las causas del TDAH aun se encuentran en investigación, aunque se está estudiando mucho el tema relacionado a los genes. Un factor importante es destacar que estas investigaciones no sustentan las creencias populares de que el TDAH ocurre como consecuencia de comer mucho azúcar, ver demasiada televisión, el tipo de crianza que dan los padres o factores sociales y ambientales como la pobreza o la desorganización familiar. Claro que algunas condiciones pueden realzar algún síntoma, pero por lo general, no existen evidencias contundentes que nos hagan determinar que estas situaciones son las principales causas de este trastorno.

Si usted piensa que su hijo presenta algunas de estas características, le animamos a buscar ayuda con algún profesional o pediatra especializado en el desarrollo. Hay tratamientos y ciertas terapias de modificación de conducta que pueden ayudarle a su hijo a superarlo. Creo que es esencial que la familia no ignore este tipo de trastorno, que se informen más al respecto y que consistentemente influencie en mejorar y modificar la conducta del niño. Tal vez tome tiempo y sea difícil, pero todo con la ayuda de Dios, paciencia, amor, contención y la asistencia necesaria, puede superarse. No confunda ser extrovertido con este trastorno, es algo más profundo y fundamental.

Fuente: Reportaje del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades

Por: Sheila López

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